No basta una condena en la “mañanera”: antes de que crezca, hay que parar y disolver este coctel de fuego Miguel Ángel Treviño Morales, el sanguinario Z-40 que durante años sembró el terror y la violencia en amplias regiones de México, llegó el año pasado al penal de Buenavista Tomatlán, en Michoacán, tras el cierre del controvertido penal de Puente Grande, Jalisco.