24/07/2021 00:15
Josep Carreras, que es un enamorado de Japón, me contó que sus habitantes son tan respetuosos que, ante un gallo del tenor en una ópera, su respuesta no es el griterío y el pateo, como le ocurrió incluso en una ocasión a Luciano Pavarotti en la Scala de Milán, sino el silencio. Un silencio intenso, sostenido y profundo. Los Juegos Olímpicos de verano de Tokio fueron inaugurados ayer sin público en el estadio, a pesar de ser los más caros de la historia, con un presupuesto de 13.100 millones de euros. La Olimpiada del silencio recurrirá a la tecnología para crear ambiente en los recintos.