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No era el mejor día para jugar al tenis en Tokio. Después de varias jornadas de calor extremo, el día amaneció lluvioso, marcado por los últimos coletazos del tifón
Nepartak. Eso hizo que la jornada se aplazara y que las jugadoras tuvieran que esperar el momento de salir a la pista.
Una hora después de lo esperado, el cielo dio una tregua, aunque visto lo visto tenía pinta de ser momentánea. Quizá por eso, salió enchufada a la pista
Garbiñe Muguruza, dispuesta a solucionar por la vía rápida el choque ante Van Uytvanck. Se puso muy pronto 3-0, aprovechando su mayor experiencia, pero de repente comenzó a caer de nuevo la lluvia y el partido se paró otra vez.