21/07/2021 08:35
El problema es encontrar los rincones donde la vulgaridad aún no lo ha pervertido todo. Las costas que han sobrevivido a la especulación urbanística.
Los pueblos marineros que han mantenido su espíritu sin rendirse a la tentación del turismo, que todo lo transforma. Y por supuesto las playas, calas y demás minúsculos reductos del litoral que se mantienen indemnes a la invasión de las hordas vociferantes, incapaces de contemplar el mar sin el persistente retumbar del pumba pumba pumba del regetón de moda.
Difícil es también hallar en las costas de este país sitios donde comer dignamente, en plan sencillo, los productos que surte el generoso mar.