“Un zócalo sin boleros, no es zócalo”, expresó Gerardo Mendoza, aseador de calzado, así como otras personas entrevistadas en inmediaciones del Centro Histórico de la capital oaxaqueña.De acuerdo con Joel, adulto oaxaqueño, los boleros se han convertido en un elemento más del centro “y no solamente aquí, también en los parques de la ciudad”, comentó.