En los últimos diez años, el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) entregó 442.985 millones de guaraníes a varias entidades que dicen representar a agricultores, sin que la impresionante suma se refleje en un mayor bienestar para los mismos. A modo de ejemplo, entre las receptoras figura incluso una curiosa Coordinadora de Trabajadores Campesinos Urbanos (CTCU), domiciliada en un barrio de Asunción. Se venía robando lisa y llanamente socapa de apoyar la agricultura familiar, porque ni el MAG ni la Contraloría General de la República verificaban si los beneficiarios son realmente agricultores y si en verdad están usando los instrumentos de labranza; más aún, ni siquiera investigaban si realmente existen. Las autoridades capitulan ante los prepotentes, prometiéndoles el oro y el moro, con tal de sacárselos de encima, a costa de los contribuyentes. Es denigrante comprar la paz social, sucumbiendo ante los sinvergüenzas.