La semana pasada dos técnicos de ambulancias
fueron golpeados por un grupo de jóvenes en el Casco Viejo cuando acudieron a socorrer a un joven gravemente afectado por el alcohol. Otra estuvo cerca de ser acuchillada en mayo al asistir a un paciente. Las agresiones no son constantes, pero el propio servicio vasco de salud contabilizó el pasado año 651 hechos violentos contra su personal. Y eso sin contar con las plantillas de las empresas externas que se dedican, por ejemplo, a la asistencia básica en ambulancias. «Nos jugamos la vida. El riesgo en ocasiones es muy grande», protestan los afectados.