La situación de la inseguridad ha empeorado tanto, debido a la inoperancia y a la corrupción reinantes en los organismos encargados de combatirla. Aparte de que proliferan los asaltos a mano armada, el sicariato del crimen organizado ya no se limita al noreste de la Región Oriental, sino que ahora también está matando gente en el área metropolitana de nuestra capital, como lo confirman los violentos asesinatos del empresario Mauricio Schuartzman y del capitán de navío Humberto Fleitas. El Presidente de la República puso un plazo a los responsables de combatir la criminalidad para que resuelvan el problema, pero la inseguridad no puede tener plazos ni tregua para ser enfrentada con toda la fuerza legal con que cuenta el Estado para hacerle frente.