Rodar una nueva versión de Dune resultaba un reto muy complejo, y no solamente por las dificultades que entraña una historia como la que cuenta Frank Herbert en su novela, sino porque la trama parecía perseguida por una especie de maldición en cuanto a su adaptación al cine. Hubo varios proyectos previos que terminaron por cancelarse y la película de David Lynch que sí llegó a las salas de proyección, cosechó un sonado fracaso. Por esa razón, al darse a conocer la noticia de la puesta en marcha de otro rodaje sobre el célebre libro, retornó la sensación de un nuevo infortunio asociado a su resultado final. Sin embargo, Denis Villeneuve ha logrado con su buen hacer erradicar cualquier mal augurio.