La madrileña María Gómez Ballesteros, de 47 años, realizaba una investigación sobre contaminación marina en Ibiza cuando la llamaron para que se fuera a La Palma a toda prisa. Se había producido una erupción en la dorsal de Cumbre Vieja y el Instituto Español de Oceanografía (IEO) movilizó a sus científicos para que un equipo se dirigiera a la Isla, a bordo del barco Ramón Margalef, a investigar el impacto de la lava sobre los ecosistemas marinos ante la certeza de que las coladas iban a alcanzar el Atlántico. Lo hicieron el martes pasadas las 23:00 horas. María Gómez estaba allí, a solo dos kilómetros de distancia.