Mireia Belmonte haciendo la maleta para volar los próximos días a los Juegos Olímpicos de Tokio y la cremallera no cierra. Podría ser el tamaño de la bandera española que portará en la ceremonia de inauguración, un "sueño cumplido", según sus propias palabras, pero no lo es. Son las dudas. Dudas sobre qué podrá hacer allí. Dudas sobre qué hará cuando vuelva. A sus 30 años la mejor nadadora española de la historia se encuentra en un momento delicado por culpa de la tendinitis en los hombros que le persigue, y le persigue, y le persigue. En Japón quiere vencer al dolor y al tiempo para ampliar su medallero -un oro, dos platas y un bronce-, pero lo tendrá más difícil que nunca. Y después...