Viernes, 30 julio 2021, 1:00 Tiempo de lectura:2 min. Las aspiraciones y las expectativas nos empujan a vivir y nos arruinan la vida. No hay dicotomía mayor que ésta. Si se es perfeccionista, hay un látigo de siete colas esperándonos en cada acto cotidiano, desde pergeñar un whatsapp hasta preparar una vinagreta o llenar el lavavajillas. Nada estará lo suficientemente bien para nuestro gusto, nada será suficiente. Y, sin embargo, nos levantaremos cada mañana con esa difusa ansiedad, ese mudo deseo de que hoy sí, hoy por fin la vinagreta saldrá perfecta, no sobrará un rincón en el lavavajillas, nuestros