Estados Unidos propone una tasa mínima de impuesto global a las empresas multinacionales de 21%.
Como si se tratara de una subasta al mejor postor, por décadas muchos gobiernos han tratado de bajar al mínimo los impuestos a las empresas multinacionales para atraerlas a su territorio.
Y esa competencia le ha dado una gran ventaja a las compañías al dejarlas en una
excelente posición negociadora que les permite decir: "Pues bien, si me subes los impuestos aquí, me voy a otro país".
Pero si ese otro país, el del lado y el de más allá ya se han puesto de acuerdo sobre una tasa mínima de tributación… las reglas del juego serían diferentes.